La tendencia punk se ha comercializado y diseñadores de tendencia bien establecidos como Anna Sui,?? Vivienne Westwood y Jean Paul Gaultier han usado elementos punk en su producción.

Conocidos, diseñadores apasionados, fanáticos de la tendencia y eco-activistas se transforman en los nuevos “rediseñadores”: reciclan sus armarios para estar a la última sin obtener nada nuevo.

Por Kirsten Dirksen

Hubo un tiempo en que la ropa rota se remendaba

En el momento en que era pequeña vi a mi madre remendar frecuentemente. Esos pantalones que perdieron las rodillas tras las andaduras juveniles. O los codos, que fueron los primeros en romperse en los abrigos. Reparó donde fue preciso. La necesidad quería decir que esta prenda debía preservarse el mayor tiempo viable. En ese instante, remendar ropa era el recurso mucho más habitual, para la gente con menos elementos.

Pero si nos marchamos un tanto mucho más atrás, en la temporada de mis abuelos, en los años 30 del siglo XX, remendar ropa asimismo era un recurso de todos. La diferencia entre ricos y pobres era que absolutamente nadie les remendaba la ropa a los segundos. Y digo en ese instante, pues es que en este momento no se remienda, y el recurso mucho más empleado por la multitud con menos economía, es obtener ropa lo mucho más económica viable.

Una sociedad mucho más rota que ropa

Estos productos sirven de ejemplo para ilustrar inconvenientes sociales como el «blanqueamiento» o aun la apropiación cultural. Esto da cuenta del papel de la tendencia, pues alén de superficialidades, sirve como interfaz política; un espacio expositivo, en el que los medios juegan un papel vital en las distintas percepciones que el planeta tiene sobre estas “inspiraciones” y sus modelos. No se habla solo de lograr que un problema grave parezca algo chic, sino más bien asimismo de enseñar su situación y hacer conciencia sobre ella.

Un caso de muestra de esto es la situacion de Slavik, un vagabundo que cobró importancia a inicios de la década pasada una vez que la fotógrafa Yuko Dyachyshyn lo descubriera por las calles de Ucrania vestido de una forma «fuera de lo normal para un vagabundo». Llegando a romantizar su modo de vida, limitando su situación con oraciones como “solo vive con lo preciso” o “no se precisa bastante dinero para vestir bien”.

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