delantal | Definición | Diccionario de la lengua de españa | RAE – ASALE. Del árbol

Habiéndose quedado sin turismo para competir en alta cocina a los 25 años, en el momento en que cerró el lugar de comidas granadino desde el que había seducido a la crítica nacional, Dani Carnero, una prometedora acólita de Berasategui, Manolo de la Osa y Ferran Adrià, salió de la acequia sacudiéndose el polvo de estrellas y decidió que asar cochinillos o bordar una fabada no era nada impropio. Tras años haciendo un trabajo en sitios de comidas habituales, abrió La Cosmopolita, sin más ni más pretensiones que «ofrecer buena comida y tener la vida resuelta». Lo primero lo logró, pero en el momento en que iba sendero de lo segundo, el cocinero que llevaba dentro deseaba salir a divertirse.

La Cosmopolita se transformó en un espacio de peregrinación gastronómica en Málaga, pero el cuerpo solicitaba mucho más. En 2020 nace Kaleja, el lugar de comidas en el que persigue la esencia de la cocina imprecisa, ancestral y orgánica de la candela, y en 2022 ha cerrado el círculo con La Cosmo, un bar donde relucen la cocina de la inmediatez y el producto. ¿Kaleja conseguirá una estrella Michelin este año? Varios apostarían a que sí, pero a esta altura, Dani Carnero no semeja tener prisa, y está muy complacido, más que nada, con la multitud que le visita cada día. “Tan esencial como tu iniciativa, tu alegato o tu búsqueda, no eres nada si los clientes del servicio no te acompañan”, afirma.

Siglo XIX

Para ese siglo, muchas mestizas estaban motivadas a buscar la independencia económica, así sea por afán de superación o por situaciones de la vida. “De esta manera se instituyó este fenómeno social y cultural: que la sinceridad se expresase por medio de la ropa”, afirma Chajón. Con el ascenso popular de este segmento de la población, en tiempos de reciente emancipación, asimismo se convirtió su indumentaria; de esta manera brotó la mengala, que constaba de falda y blusa en colores interesantes. En la segunda mitad de ese siglo, los mestizos de Santa Cruz del Quiché empleaban camisas afines, añadiendo un delantal. Las dos prendas estaban decoradas con encajes ornamentados. Algo afín sucedió entre los chortís de Chiquimula. En 1935, el escritor Flavio Herrera describió a quienes vestían así: “Mengalas de Amatitlán. Chicas parlanchinas y morenas… Cinta en la trenza refulgente… Camisa de harapo vivo. La enagua con fru-fru de almidón cogida en la grupa por la cintura del delantal… Amatitlán se encuentra dentro de las mengalas criollas”. “Desde mediados del siglo XIX hasta mediados del XX, entre las mestizas se utilizaba el traje mengala, desde la ciudad más importante hasta Chiquimula, en especial en la zona de Petapa y Amatitlán”, redacta Chajón. “Se usó un mandil elaborado con lonas atractivas y adornado con encajes y alforzas”.

“El delantal todavía es el símbolo de la sinceridad, de quien trabaja con dignidad para vivir”, dice Chajón. El día de hoy lo utilizan tanto mujeres mayores como jóvenes, así sea enfrente de un pantalón de lona, ​​un pantalón, una falda o lo que sea. Si bien las tendencias van y vienen, llevar un delantal todavía es una parte del código de indumentaria. Es la prenda que “refleja los valores de un conjunto popular que se resiste a dejar su empleo”, concluye el historiador.

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