diez señales de que eres un jefe Conoce tus claves de acceso de correo, Fb,…
1. m. Prenda de vestir de empleo exterior con apariencia de bata, que se transporta sobre el vestido.
En México, un mandilón es un hombre que, por sumisión histórica o mero espíritu masoquista, se somete completamente a los designios de su mujer. El mandilón va por la vida con el delantal bien atado, realizando las tareas del hogar, inclinando la cabeza en el momento en que lo regañan y cuidando siempre y en todo momento de no ofender a su mujer, la «dueña de sus quincenas», extensión freudiana de su «madrecita fría». . Los mandilones sobran en México y hay de todo género. Prácticamente todos ellos, en el fondo, aceptan su mandonería con mucho más gusto que resignación. La reverencia por la figura femenina es, tras todo, una parte de la mexicanidad. No obstante, ser jefe en el momento en que eres Juan Zutano es una cosa; estar en el momento en que toman las bridas de un país es otra absolutamente diferente. A absolutamente nadie le importa si la agenda familiar se le impone a Zutano o si, para tomar alguna resolución, le pregunta primero a la señora. La debilidad del mandilón común es, por instantes, entrañable. La debilidad, real o percibida, en un jefe de estado es otra cuestión totalmente diferente. México perdió un sexenio merced al histórico acoso de don Vicente Fox, quien transformó a “doña Martha” en una segunda versión de doña Mercedes Quesada, matriarca de la familia Fox, conocida por el incesante abandono al que la sometía. su pobre hijo. De la misma su suegra antes que ella, la señora Martha trató a su marido como a un niño pequeño. Fox, eternamente nostálgica del calor materno, no solo aceptó este trato públicamente; lo supuso. El resultado previsible fue la difusión de una imagen de debilidad prácticamente absoluta que, a la postre, terminó con cualquier atisbo de agenda política productiva en México.
Francia ahora tiene su versión del mandilón mexicano. Nicolás Sarkozy, el político de mano dura y firmes convicciones, escogido para hacer la agenda de reformas mucho más ambiciosa imaginable en la historia actualizada de su país, quedó achicado a un niño incontinente y encaprichado. Tras separarse de mala forma de su primera mujer, Sarkozy decidió que era un óptimo instante para enamorarse de Carla Bruni, una modelo y artista ítalo-francesa que está a un paso de caer en el territorio estético guardado a Lyn May. Sarkozy llevó a Bruni a ofrecer un recorrido por el Nilo y, en frente de los paparachi, declaró que la relación iba «seriamente». Lo que absolutamente nadie podía dudar es que, contagiado por la fertilidad de Osiris, Sarkozy se iba a comer el croissant antes del recreo. El aparente embarazo de Bruni y la «liturgia íntima» donde el presidente semeja haberse casado con la modelo terminaron por arruinar el reconocimiento de Sarkozy: en menos de un año, el presidente francés ha perdido prácticamente 20 puntos en las investigaciones de popularidad y seguridad entre sus compatriotas. No es un tema menor. Francia atraviesa una crisis de eficacia de enorme intensidad. Para superarlo, la única forma es poner en práctica reformas que son increíblemente complejas de utilizar. De ahí que fue escogido Sarkozy. En este momento, la situacion Bruni le ha quitado autoridad y, con ella, campo de maniobra política. Es una lástima. Ni la izquierda fragmentada ni la derecha francesa intransigente representan ninguna promesa para el país. Sarkozy, diverso y valeroso, prometía ser considerablemente más que un ciervo de la folie de l’amour.
¿De qué manera dicen mandilón en inglés?
marido gobernado, b.
«Singularmente la del «»burro flaco y mandilón«»»