Pasos Dibuja tu mano múltiples ocasiones sobre las cartas verdes y recórtalas. Unirlas con apariencia…
Diciembre es un mes muy particular para todos, es un mes lleno de celebraciones. La multitud está llena de alegría y felicidad, singularmente los pequeños y pequeñas. Es una de sus temporadas preferidas del año por el hecho de que están de vacaciones, reciben regalos, tienen la posibilidad de jugar, se reúnen con toda la familia… Pero frecuentemente no tienen idea o no terminan de comprender la causa de todas y cada una estas celebraciones. , el árbol de navidad, el belén, las luces en las calles y otras tradiciones de esta temporada del año.
De ahí que hemos listo este producto, pues aparte de lo que se les enseña en el hogar, es esencial que les dediquemos ciertas ocupaciones en el instituto a fin de que acaben de interiorizar todos y cada uno de los conceptos. Puedes explotar para realizar ciertas ocupaciones particulares a fin de que les resulte mucho más entretenido y lo comprendan mejor.
Y de pronto llega la Navidad y ves como tu hijo, que tiene 3 o 4 años, la vive mucho más consciente que jamás por vez primera. Su carita de desconcierto y felicidad no posee precio. Las luces, Papá Noel, los Reyes Magos de Oriente, los renos y camellos, los cientos de árboles de Navidad, las bolas de colores, los regalos, la familia, los villancicos, los nacimientos por todos lados y todo lleno de gente… no da tanta estimulación visual y sonora y en algún instante te vas a preguntar qué es lo que significa todo lo mencionado o por qué razón se hace: ¿Qué es precisamente la Navidad? Y lo cierto es que no entendemos por dónde comenzar ni de qué manera abordarlo pues ahora todo es tan raro que en ocasiones ni uno lo sabe.
Primero, como siempre y en todo momento, empleemos la naturalidad y la facilidad para hablarle al niño. No desean respuestas complejas que les cueste comprender, eligen historias fáciles que capten la primera impresión y calmen sus inquietudes.
Argumentar al niño qué es la Navidad
En el momento en que el niño tiene un par de años comienza a discernir y entender, presencia, se atrae, escucha, asimila y se llama la atención con la Navidad. Ver su casa decorada por él, luces de colores, oír y cantar villancicos, entender que va a estar con sus abuelos y cenará con ellos, que va a recibir regalos…, para él es homónimo de celebración y lo realiza sentir bien. Los progenitores tienen la posibilidad de ofrecer valor a esos días sin dejar de trasmitir un sentimiento de paz y gratitud.
Para todos los que tienen la fortuna de vivirlo de manera cómoda y en armonía con sus conocidos cercanos, es alegría y aliento. De ahí que, el niño puede comprender y percibir la historia que sus progenitores hacen sobre él sobre otros pequeños y familias que no tienen la posibilidad de vivirla tan bien como ellos. Los pequeños que comprendan tienen la posibilidad de formar parte en campañas navideñas para conceder juguetes y comida a los necesitados. Con esto, los progenitores van a poder inculcarles un mensaje de amabilidad y compasión sin olvidar la verdad, diciéndoles que a lo largo de estos días siempre y en todo momento hay personas que padecen y meritan cariño y asistencia.
La relevancia de argumentar a tus hijos qué es la Navidad
Desde los un par de años tus hijos comienzan a discernir y entender. De ahí que, la Navidad es una fecha que va a llamar tu atención por las luces, adornos, villancicos y mucho más.
Esta es buena ocasión para argumentar qué hay tras la fecha. Eso sí, no tienes que dejar de transmitirte paz y gratitud.
Admitir el ahínco
Los pequeños mucho más enormes son de forma plena siendo conscientes de que Papá Noel y los Reyes Magos no hay. De ahí que, si tu hijo ahora sabe que eres tú quien compra los regalos, es recomendable que asimismo le expliques el ahínco que hay tras cada uno de ellos. Así, el niño no solo valorará mucho más cada obsequio, sino entenderá que para hallar cualquier cosa es requisito esforzarse.
El final de año es una increíble explicación a fin de que los pequeños miren atrás y valoren su accionar. No tiene que ver con regañarlos sino más bien de motivarlos a realizar un ejercicio de conciencia. La iniciativa es que el niño sea con la capacidad de advertir sus primordiales fallos y se comprometa a mudar a lo largo del nuevo año. De esta manera le enseñas a ser crítico consigo ahora responsabilizarse de sus actos. En verdad, puedes transformar esta actividad en un juego familiar en el que cada integrante reconozca sus fallos y se comprometa a mudar algo que no le agrada de sí.