El Síndrome del Grinch tiene relación a quienes tienen una alta aversión a la Navidad,…
La Navidad como elemento de cohesión popular Esta presión se da por el hecho de que no estimar ser una parte de la Navidad está ?mal visto?. Nuestro nombre Grinch procede del inglés gruñón (¿gruñón?) y representa el juicio popular no explícito hacia quienes rechazan la Navidad.
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El temor a la soledad es un temor biológico
Pese a Viviendo en la temporada mucho más conectada de la narración de la raza humana merced a Internet y los teléfonos móviles inteligentes, un prominente porcentaje de la población reconoce sentirse sola.
- Sentirse solo y estar solo no es exactamente lo mismo. Puedes estar cómodo sin compañía o sentirte muy solo pese a tener gente a tu alrededor. Para Peplau y Perlman “La soledad es una experiencia desapacible que sucede en el momento en que la red de relaciones sociales de un individuo es deficiente en algún sentido esencial, así sea cuantitativa o cualitativamente”. La soledad es, por consiguiente, una experiencia puramente subjetiva que puede tomar distintas formas en dependencia de la cantidad, pero asimismo de la calidad percibida de las relaciones. Si bien acostumbra asociarse a la proporción de personas con las que te rodeas, la soledad asimismo se puede sentir aun en el momento en que andas en especial compañía, puesto que puede ser el resultado de estimar que no tienes la privacidad con el resto que verdaderamente quieres. , que es imposible comunicar lo que es esencial para uno o lo que no es importante en la vida de otro.
- Es común opinar que solo la gente que no tienen idea estar comunicado o tener relaciones con el resto sienten soledad. No obstante, la soledad puede perjudicar a todos sin importar un mínimo sus capacidades, su dinero, su popularidad o su carisma. Absolutamente nadie puede protegerse del sentimiento de soledad, pues es una parte de nuestra biología.
- El cuerpo se preocupa por las pretensiones sociales, por el hecho de que hace millones de años eran un óptimo indicio de las opciones de supervivencia. Nuestros ancestros vivían con varios riesgos a su alrededor: animales predadores, otras tribus, falta de elementos para comer y protegerse del frío, etcétera. La selección natural fue premiando a quienes se unían y formaban conjuntos pues esa era la única forma de asegurar su supervivencia. La evolución se encontraba construyendo el cerebro y mejorando nuestras capacidades para admitir los estados mentales del resto y hacer vínculos durables con ellos. El lenguaje, por poner un ejemplo, se encuentra dentro de los artículos mucho más elaborados de la evolución que tiene la función, exactamente, de dejarnos conectarnos con el resto. Que el hombre venga pertrechado para ser sociable no es una cuestión arbitraria. La aptitud de vincularse con el resto descansa en circuitos y mecanismos cerebrales y fue definitiva a fin de que la clase no se extinguiera. Conseguir suficientes calorías, cuidar de los pequeños o eludir el frío era prácticamente irrealizable si estabas solo. Estar en conjunto significaba la oportunidad de subsistir estando solo, la seguridad de fallecer. De ahí que, para nuestros ancestros era primordial llevarse bien. Para eludir el aislamiento, la cabeza desarrolló el “mal popular”, que sirve como herramienta para advertir señales tempranas de rechazo por la parte del conjunto y que alientan a dejar hábitos que podrían conducir al aislamiento, transformándolos en otros que les dejen mantenerse en ella.
- Si bien el día de hoy somos capaces de crear cohetes para viajar al espacio y conectarnos mediante un móvil IPhone con alguien en el otro lado de todo el mundo, nuestras psiques son principalmente exactamente las mismas que eran hace 50.000 años y proseguimos siendo biológicamente programados para agruparse. Nuestro entendimiento continúa formidablemente receptivo a las señales sociales y de forma automática se conecta con el temor, la vergüenza y la tristeza toda vez que descubre la oportunidad de una soledad no deseada. El impulso de supervivencia ha moldeado nuestro entendimiento para entablar relaciones sociales. Ser popular no es una alternativa, es una necesidad impresa en nuestras conexiones mentales como clase.
Resumen del libro «¡De qué manera el Grinch robó la Navidad!»
El Grinch es un elfo de 53 años que vive en Who-Village al que no le agrada la Navidad. No hay razón aparente, pero se culpa a sí mismo de que la única razón es que posee un corazón pequeñísimo. Desde su gruta ubicada en lo prominente de una montaña, ve de qué manera sus vecinos organizan la llegada de la Navidad con guirnaldas y luces y, como en años precedentes, con enormes fiestas, cantos y alegría. Conque inventó un plan «fantástico y horrible» a fin de que la Navidad no va a llegar ese año al pequeño pueblo. Disfrazado de Papá Noel, iba de casa en el hogar en Nochebuena robando todos y cada uno de los regalos, adornos y comida lista para la Navidad.
se paseaba por la habitación con una sonrisa traviesa
Pero, ¿a todos nos entra el espíritu navideño a golpe de pandero y luces de colores?
No todos. En una gruta en lo prominente de una montaña, a 3000 pies al norte de Whoville, vive una criatura pilosa y cascarrabias con un corazón «2 tamaños bastante pequeño» llamada The Grinch, cuyo único propósito es hurtar la Navidad. Suprime los adornos navideños y los regalos a los Who e impide que llegue la Navidad.
Lógicamente, Los Grinches es un proyecto literario fruto de la imaginación del Dr. Seuss (Theodor Seuss Geisel) en 1957. Un ser que ha paseo el cosmos literario y llegó al cine en múltiples oportunidades, la última de ellos en esta pre-navidad. ¿Habría traspasado asimismo la pantalla para instalarse entre nosotros?