Se festejaban en honor al dios Saturno, divinidad agrícola, y eran fiestas de excesos en las que se invertía el orden popular habitual. Se cerraron los tribunales de justicia, no se castigaron los excesos y se hicieron intercambios de pequeños obsequios, que recuerdan al trueque de regalos de nacimiento.

En el año 274 el emperador Aureliano oficializó el culto al Sol Invictus, una representación de ese Sol que, tras el solsticio de invierno, iba ganando presencia en el cielo diurno. Desde el 21 de diciembre los días se alargaron y el Sol Invictus debió acompañarse de una enorme celebración. Los romanos enseñaron su agradecimiento con múltiples festividades, entre el 22 y el 25 de diciembre. Tras la adopción del cristianismo como novedosa religión oficial del Imperio, la festividad del Sol Invictus fue prohibida en el año 380 con el edicto de Tesalónica.

Un año antes, en el año 379, se festejaba por vez primera la Natividad, una exclusiva celebración introducida por los cristianos para conmemorar el nacimiento de Jesús de Nazaret. Coincidentemente, los cristianos fecharon este esencial hecho en exactamente los mismos días en que los romanos festejaban desde hacía cien años la llegada del Sol Invictus. La noche del 24 de diciembre, que comúnmente había servido en Roma para festejar el Sol, se aprovecharía desde este momento para festejar el nacimiento del Hijo de Dios.

La figura de Krampus: no todo es luz y diversión

En contraposición a este ente benévolo, mitad humano y mitad fabuloso, que obsequiaba regalos a la multitud común, se encontraba el Krampus. Si bien este personaje fue definido por nombre y apellido en el siglo XVIII, la iniciativa viene de bastante antes, en el momento en que se creía en la presencia de un demonio habitando las montañas que unicamente se avistaba por estas datas para llevar consigo a los pequeños pésimos. .

Si bien la Biblia da a comprender que el nacimiento de Cristo sucedió en primavera, entre los siglos III y IV, el prominente mando de la Iglesia cristiana decidió ofrecer una vuelta de tuerca a todas y cada una estas tradiciones y opiniones paganas. Como es natural, no se podía tolerar ningún rito que no estuviese incluido en las sagradas escrituras, con lo que no había mucho más antídoto que mover el cumpleaños de Cristo a diciembre y sustituir con él las viejas saturnales, Yule, etcétera.

Navidad Prohibida

Dado que la Navidad estuviese inicialmente socia a ritos paganos con dioses, héroes y sus historias de nacimiento, muerte y resurrección logró que los mucho más ortodoxos rechazaran estas celebraciones, ciertos por sus puntos paganos y otros por sus puntos católicos, asimismo estaban los sencillos aguafiestas. Los puritanos ingleses que colonizaron la localidad de Boston en 1630 aun declararon ilegal la Navidad. En exactamente el mismo sentido, el Parlamento inglés prohibió la Navidad por decreto en 1644 por su carácter de “goteo carnal”. Aun se incautaron banquetes “ilegales” que, indudablemente, estaban premeditados a acrecentar la glotonería de las autoridades confiscadoras. Bajo la regencia de Carlos II, en 1660 fueron restauradas. En ese siglo y a lo largo de dieciséis años, era agravante cometer un delito en esas datas.

El ajonje es una planta semiparásita de hoja perenne que vive en los leños de los árboles. Es un factor que se encuentra en la decoración navideña y, en ciertos países, tiene sus tradiciones. En Inglaterra, encabeza la mesa de Año Nuevo, se cuelga del techo y según la tradición, la dama de abajo puede ser besada por el enamorado que esté preparado y atento. En numerosos países, entre ellos España, se obsequia ajonje para querer buena suerte. Según la tradición, debe ponerse cerca de la puerta para espantar la mala suerte y quemarse por año siguiente y reemplazarlo por uno nuevo que siempre y en todo momento debe obsequiarse y jamás comprarse para uno mismo. El ajonje era objeto de culto entre los viejos galos y celtas y se le atribuían poderes mágicos y características curativas, singularmente la parte sustanciosa de sus bayas que se usaba para cataplasmas y para apresar aves, cerrando de esta manera un período por el hecho de que, las aves, Se nutren de él y sus excrementos lo asisten a medrar. Los druidas las recogían en el último mes del año para emplearla en sus ritos de fertilidad en tanto que representaba la regeneración, la masculinidad y la restauración del hogar. Para juntar el ajonje del roble sagrado, primero había que soliciar permiso a la planta, llevarlo a cabo en el momento en que la luna cumpliese seis días y cortarlo de un solo golpe con una hoz de oro, era primordial que la planta no cayese al suelo. terrestre. Su origen legendario lo ubica fuera del cielo y de la tierra, en tanto que sus raíces no tocan el suelo y precisa asistencia para mantenerse en el aire. Se pensaba que el color amarillo de sus ramas secas era un catalizador para la búsqueda de bienes ocultos.

¿Es bíblico festejar la Navidad?

Aquí reside la eterna pregunta: Si no está claro cuándo nació verdaderamente Jesús y la Navidad semeja estar «cubierta» en el consumismo mucho más en las tradiciones que en la buena intención hacia todos y cada uno de los hombres.

El difunto y enorme R.C. Sproul y en vez de ridiculizar a quienes guardan a Cristo en Navidad, aplaudió los sacrificios por traer conciencia a Jesús a lo largo de la Navidad y comunicar el cariño de Dios con muchos que lo precisan desesperadamente.

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