En este momento sí, sí, es ya Navidad. Si aún no hiciste tu corona navideña,…
Te alabamos por el don de tu Hijo, Jesucristo, luz de todo el mundo y promesa de todas y cada una de las naciones. Te solicitamos tu bendición a lo largo de en todo momento de Adviento para los que nos encontramos aquí reunidos y para los que viajan por el planeta. Todo lo mencionado te lo solicitamos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Como hemos dicho en otro producto, son múltiples los símbolos que adornan la Corona de Adviento, cada uno de ellos con su riqueza y concepto especial. Entre ellos, el color y la proporción de los cirios nos impulsan en nuestra preparación para la Navidad. De ahí que, así sea en la Iglesia o en una vivienda, deseamos proponerte este simple esquema de oración para la bendición de la corona y el encendido de los cirios.
ORACIÓN DE BENDICIÓN DE LA CORONILLA
Bendición de la corona de Adviento.
En varias parroquias o institutos se prosigue realizando la bendición de las Coronas de Adviento. Si no puedes ayudar a estas celebraciones, puedes bendecir a la familia con la próxima oración que está incluida en el Primer Domingo:
Oración para bendecir la Corona de Adviento en el hogar
¿Es válida para un laico para bendecir tu Corona de Adviento?
Exactamente la misma con la bendición del árbol de Navidad, sobre este tema, el padre Rogelio Alcántara, jefe de Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis Primada de México, enseña que comúnmente hay bendiciones que hacen los laicos, que no son sacramentales en sentido riguroso, como la bendición de la mesa o la bendición que los progenitores dan a sus hijos.
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Tercer Domingo de Adviento
Lectura del Santurrón Evangelio según San Juan (1, 6-8. 19-28 )
Había un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. Vino como testigo, para ofrecer testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. Él no era la luz, sino más bien un testigo de la luz. Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, en el momento en que los judíos mandaron curas y levitas desde Jerusalén para hacerle una pregunta: «¿Quién eres?» Reconoció y no negó quién era. Aseveró: «Yo no soy el Mesías». De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres entonces? ¿Eres Elías?» Él les respondió: «No lo soy». «¿Eres el profeta?» Él respondió: «No». quién nos envió. ¿Qué afirmas de ti? Juan les respondió: «Yo soy la voz que clama en el desierto: ‘Enderezad el sendero del Señor’, como anunció el profeta Isaías». Los mandados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: «¿Entonces por qué razón bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?» Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en la mitad de nosotros hay uno, a quien nosotros no conocéis, que viene tras mí, cuyas correas no soy digno de desatar». Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan se encontraba bautizando.