¿Familia, generosidad, gratitud, solidaridad, perdón? Estos son solo ciertos ejemplos de valores típicamente navideños, los que mucho más se sienten y se distribuyen todos los años en el momento en que llegan estas datas.

Hoy día, es poco a poco más recurrente que los valores y prácticas familiares unidos a las celebraciones navideñas se conviertan en función de intereses comerciales hasta el momento en que su esencia desaparezca. La gratitud, la humildad y la generosidad quedaron algo apartadas, no obstante, la Navidad todavía es una aceptable forma de aproximarnos a los conocidos cercanos, retomar estos valores para medrar internamente y sugerir lo destacado de nosotros a quienes nos cubren.

Buenos deseos, felicidades y cálidos abrazos son solo el paso inicial para apelar a las conmuevas y fomentar conceptos que se traduzcan en acciones beneficiosas, como la paz, la reconciliación, el cariño y la aguardar.

Valores que tenemos la posibilidad de promover en Navidad

Nuestros hijos tienen la posibilidad de estudiar a lo largo de esta etapa y no solo asociar la Navidad como algunas semanas en las que se incentiva la adquisición apremiante y el consumismo. Los progenitores tienen el trabajo de explotar esta etapa para promover estos valores:

-Unión y distribución a el resto. Los progenitores tienen que explotar los días de Navidad para pasar mucho más tiempo con sus hijos y realizar ocupaciones juntos como personalizar la vivienda o elaborar la comida en familia. Es esencial que todos y cada uno de los integrantes de la familia concurran activamente en la decoración de la vivienda, la decisión del menú para las fiestas, el canto de villancicos o la lectura de cuentos. -Las cenas navideñas son instantes para mentalizar a nuestros hijos de que es un punto de acercamiento con la familia, y es primordial estar juntos y ser afables con el resto. Así mismo, los pequeños van a poder explotar al límite estas datas tan marcadas en el calendario y tomar conciencia de lo esencial que es promover las buenas relaciones.

La familia

Para bastantes de nosotros, la familia representa un pilar en nuestras vidas. Aprendemos a querer a el resto, a ofrecernos ahora recibir cariño, en el seno de la familia. A lo largo de la Navidad, las asambleas familiares y los rencuentros con las personas más allegadas son muy comunes y se transforman en fundamento de alegría para nosotros.

No obstante, nuestra familia no puede ser una isla donde celebremos la Navidad y nos fuercen a ofrecer la espalda a el resto. La alegría de comunicar estos instantes no puede quedar en nosotros, ni en nuestro núcleo familiar. Debemos intentar comunicarlo a otros asimismo. Y no como una pura filantropía, sino más bien como una parte de un desarrollo natural en el que doy “gratis” todo cuanto he recibido “gratis”. De ahí que gozar del obsequio de la familia nos debe conducir hacia el tercer valor de la Navidad.

Generosidad y amistad.

Tener datos con la gente que nos importan que no se basen únicamente en regalos materiales. Que los progenitores enseñen a sus hijos a ser desprendidos sabiendo decir: «gracias» o «te amo» se promueven los buenos hábitos sociales.

Participación activa de los integrantes de la familia en ocupaciones conjuntas como la decoración navideña o cenar juntos.

Valores navideños: ¿de qué manera trasmitir el espíritu navideño a los pequeños?

  • El valor de la unidad La Navidad es una temporada para gozar en familia. Nuestros hijos lo saben, pero en ocasiones lo olvidan. Por este motivo, tenemos la posibilidad de explotar asambleas, cenas y comidas para recordárselo. Diles con ilusión quién viene a cenar y a comunicar mesa si vas a festejar las fiestas navideñas en el hogar. Asimismo puedes elaborar un exquisito postre para llevar a casa con tu familia y amigos.
  • El valor de la solidaridadLos catálogos de juguetes que llegan a nuestros hogares desarrollan en los pequeños un afán consumista que, a veces, hay que frenar. De ahí que, es esencial inculcarles el valor de la solidaridad. Llevarlo a cabo es sencillísimo. Basta, por servirnos de un ejemplo, con ayudar en entre las operaciones de kilo que se organizan en nuestro pueblo.
  • El valor de la generosidadEste valor enseña a los pequeños que hay personas en el planeta que no tienen elementos y que se ven obligadas a festejar la Navidad de una forma diferente. Está en nuestras manos asistirlos. ¿Como tenemos la posibilidad de llevarlo a cabo? Limitando los deseos de nuestra carta y dedicando una de nuestras necesidades a quienes mucho más lo precisan.
  • El valor de la humildad La humildad es un valor muy olvidado en la sociedad de la cual formamos parte, con lo que la Navidad es buen instante para recobrarla. Debemos realizar ver a nuestros hijos que las cosas que solicitan son las que verdaderamente precisan. En el momento en que llegan a la adolescencia frecuentemente “no tienen qué ponerse”. Hay que ser humilde y comprender que las cosas se hacen con lo que tienes, no con lo que piensas que tienes que tener. «La intención es el ingrediente estrella de toda buena conducta». Frecuentemente solicitamos mucho más de lo que requerimos y nos volvemos ególatras y codiciosos.
  • El valor de la gratitud En el momento en que llega el 8 de enero, es hora de regresar a la rutina. Los pequeños al instituto y los mayores a la oficina. Pero no tenemos la posibilidad de olvidar, de un día para otro, todo cuanto nos enseña la Navidad. Por este motivo, una enorme iniciativa es redactar una segunda carta a los Reyes Magos con ocasión del final de la Navidad. Nos reuniremos en familia para escribirlo. Tenemos la posibilidad de llevarlo a cabo todos juntos o redactar múltiples. “Hay que agradecer a sus majestades los instantes compartidos, los regalos recibidos y el largo tiempo que pasamos todos juntos”. De este modo, cerraremos el capítulo festivo realizando cómputo. Si hay algo que hicimos mal, asimismo deberemos anotarlo. De esta manera tenemos la posibilidad de solucionarlo a lo largo de todo el año, trabajar para solventarlo y no cometer exactamente el mismo fallo las próximas navidades.

«Educar a los pequeños siempre y en todo momento es mucho más simple en el momento en que se tiene paciencia y se emiten los valores fundamentales de estudiar con amor y desde la experiencia.»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *